Un año sin Nagusien Etxea en Romo



  • Lo que no pudieron convencer por la vía democrática, lo llevaron a cabo a través de la violencia.
  • Romo volverá a salir a la calle para decir que no olvidamos. Ni a la Nagusien Etxea ni a lo que nos hicieron. Pero también porque miramos hacia adelante.


Xabier Benito, portavoz de Elkarrekin Podemos Getxo

Esta semana se cumple un año de que comenzara el derribo de la Nagusien Etxea de Romo. El derribo de este histórico edificio ha sido el mayor ataque del Ayuntamiento de Getxo a la convivencia y al patrimonio material e inmaterial del barrio de Romo. O mejor dicho, el mayor ataque del gobierno municipal del PNV y PSE contra el barrio. Lo fue también en su día el derribo de las escuelas de Santa Eugenia y ahora pretenden borrar el mural del Ajedrez.

Los edificios de Lope de Vega eran la casa de nuestros y nuestras mayores del barrio. Un espacio referente en lo que el gobierno municipal se llena la boca en llamar “envejecimiento activo”, pero donde nosotras vemos colectividad y una red de solidaridad a pie de calle. El problema es que el modelo de autogestión de la Nagusien Etxea no entraba en sus planes de negocio. Un PNV enrocado en su torre de marfil y un PSOE que mintió abiertamente en las elecciones municipales hicieron todo el trabajo sucio. Con una mayoría social en contra expresada en infinidad de multitudinarias manifestaciones durante varios años, en un referéndum popular ( PNV y PSE siempre se opusieron a una consulta al barrio, tal y como permite el artículo 81 de la Ley de Instituciones Locales de Euskadi que tanto enarbolan constantemente) y por si fuera poco, en las elecciones municipales, pues por todos y todas es sabido que en el barrio de Romo ganaron los partidos que defendían el NO al derribo.

A pesar de toda la oposición popular, ante el inminente derribo, el 14 de febrero de 2023 el pueblo de Romo decidió dar un paso más y expresar la voluntad del barrio mediante la acción no violenta, cortando durante varias mañanas y noches el acceso al edificio a la empresa adjudicataria que materializaría el pelotazo urbanístico. Lo que sucedió después es conocido por todos y todas. Lo que no pudieron convencer por la vía democrática, lo llevaron a cabo a través de la violencia: golpes, porrazos a jóvenes y mayores, heridas, contusiones y detenciones a vecinos y vecinas que hoy aún tienen que enfrentar las multas. Mandaron a la policía para hacer su trabajo.

Hoy, un año después de aquellas semanas en las que el barrio estuvo más unido que nunca, Romo volverá a salir a la calle para decir que no olvidamos. Ni a la Nagusien Etxea ni a lo que nos hicieron. Pero también porque miramos hacia adelante. El barrio sigue necesitando espacios para mayores y para jóvenes, una haurreskola pública, vivienda asequible, regenerar las calles más abandonadas o impulsar el comercio local. Seguimos adelante. Eutsi Romo!